3.12.06

Trasunto y Nagaro entraron en el bar corriendo y con las capuchas de los abrigos puestos. Habían pasado un día negro, uno de esos que mejor borrar del calendario, como la mayoría. A Traso, así le llamaban, le habían dado un golpe en el coche mientras lo dejó aparcado, y a Nagaro, para variar, le habían rechazado de la discográfica. Pero entraron al bar sonriendo, la lluvia les hacía olvidar momentáneamente las horas anteriores y se disponían a beber hasta borrar cualquier resquicio que quedara de ello. No se contaron el golpe, ni la negativa, entre ellos había un acuerdo tácito para hablar sólo de cosas superficiales, nada que les afectase, ni mucho menos los malos tragos. Así que pasaron, se sentaron en la mesa más cercana al escenario, y se frotaron las manos. Las nenas pasaban húmedas y embarradas, gritando, y mirando a la concurrencia para pasar lista a cada espectador. Observaban a Traso y Nagaro con curiosidad, como algo nuevo pero no especialmente deseable, y volvían sus ojos hacia sus grupos. Ellos siempre venían solos y, alguna vez que otra se iban acompañados, las menos. Pero esta noche no era de esas. El concierto acabó, llenaron las pausas de frases irrelevantes, sin dejar de mirar alrededor, y se fueron a sus casas, un día más.

1 Comments:

Blogger Rodolfo N said...

y un dìa menos...

10:09 PM  

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