Se estaba peinando y tenía al lado un espejo, así se peinaba por delante y de lado. Pero una ráfaga fría y una sombra le hizo dejar el peine. Nada, el espejo estaba sólo con su imagen. Siguió y de pronto otra vez. Esta vez le miraban. Algo alto, en sombra, fijamente. Con un frío interno se dijo que el espejo volvía a tener sólo su imagen. Y para salir del frío bromeó, tan mala no es mi imagen para eso, no?. Salió, con la excusa de que había terminado, pero ahora una serpiente negra rodeó sus pies. Es el gato. Pero estaba helado.
3.4.07
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