4.11.08

La calle estaba gris y húmeda. Un frío prematuro le había traido hasta su garganta unos bichitos muy graciosos que se la ponían blanca y hacían que tuviese voz de hombre. Las nubes estaban tan bajas que casi se las podía tocar. Un vaho intermitente la rodeaba. "Para todo esto, de verdad, mejor no estar. Tanto esfuerzo, tanto ir contracorriente, para qué. Para qué. Todo es un teatro. Lo malo no es tan malo, y lo bueno es buenísimo. Todo mentira. Quiero esconderme bajo tierra, que no me vea nadie, como un no nacido, con todos los derechos, el de no nacer, no morir, no sufrir. No creo en cuentos tontos de que todo es para algo, merece la pena... Es mentira. Todo es mentira. Sólo queda aguantar la respiración, entrar en ciertas rutinas, como si fuesen el tren de la bruja, montarse en ello, aguantar los escobazos, hacer como que no te asusta el hombre lobo, y esperar llegar a la meta."