Ya no es lo mismo. La última vez que la vi estaba más gorda. Y no es la persona que yo creía. En todos estos años ni una llamada, ni un contacto. Me la he cruzado por la calle y se ha hecho la tonta. Sí, ya no es lo mismo, no tengo porqué estar nervioso. Vamos a disimular, haré que busco el móvil, me escondo aqui un poquito para que no me vea desde le...
- Hola, Traso, me alegro de verte.
- ¡Hola!, cuánto tiempo...
- Sí es verdad. ¿Qué tal?.
- Bien, bien, ¿y tú?. -No está más gorda, está igual, qué cara, qué guapa, dios. Yo contento, indiferente... Me da igual. Tendrá novio, mentalízate.
- Mario también ha estado malo, como tú. Tiene problemas de cervicales y el otro día estuvo vomitando.
- Pobre. -Sigue con él. Lo sabía. Hundido, hundido. Levántate aunque sea para disimular, pasar lo que queda de tarde de la mejor manera. Hundido.
Y volvemos a ir al mismo sitio de la última vez. Me ha traido, pero seguro que ni se acuerda. Será habitual para ella. Yo sólo he venido otra vez. Con una golfa. En plan kamikaze. No hace mucho. Qué casualidad. ¿Será para que vea la diferencia?, ¿para que compare y la añore aún más?. Nadie le llega a la suela de los zapatos. En todos estos años. Nadie. Ese gesto como de sueño, apoyada la mano en la mejilla, pero la conozco, en realidad es de interés. Ese pelo desaliñado. Da igual, se ponga lo que se ponga le queda bien. Ese cuello largo, cansado. Ya no me acordaba de su mirada. ¿Por qué estos últimos tiempos la recordaba más fea?. Esa nariz recta, fina, esa cara de rasgos perfectos, como quien no quiere la cosa, sin pintar. A mi me trae una cerveza. Ya llevo dos.
- En la universidad eras muy simpática con todo el mundo y conmigo cortante. Ya te lo comenté. Una vez te dije de ir al cine, en unos horas libres que teníamos, y me contestaste que no, conmigo no. - Menos mal que he bebido, no quiero quedarme con la duda. Aunque me tire a la piscina del ridículo, estoy acostumbrado...
- Ah, ¿sí?. Me sorprende... Siempre intento ser agradable.
- Lo eras, pero había cosas raras, como eso.
- ...
- Bueno, quizá era culpa mía, si te lo hubiera dicho en el momento, seguro que habría detrás una buena explicación, cada uno tiene sus días... -¿Por qué he dicho eso si no lo pienso?. Si se lo hubiera preguntado antes me hubiera encontrado con la misma respuesta que ahora...nada. Lo malo es que sé porqué no responde. Es educada y no es capaz de decir, sé que te gustaba, y no quería darte esperanzas. Y yo con la ilusión de que esos gestos significasen algo, algo bueno. Pero no. Deberías saberlo ya. No hurgues más. Intenta salvar la tarde. Hundido. Hazme creyente del amor. Sólo tú podrías. De hecho ya lo haces con tu novio. Pero claro, yo nunca fui Marios, ni Danieles, ni Pacos. Siempre tuve la desgracia de ser sólo yo. El secundario. El contingente. El agnóstico por necesidad.
- Pues yo rompí con mi novia, ¿te acuerdas?.
- Uy, estos últimos años ha sido tremendo. Casi todos mis amigos han roto también. Debe de ser la edad, uno se hace mayor y se plantea cosas.
- Rompí porque me sentía solo. No era feliz. Y un día, sin pensarlo, la dejé. Ahora estoy solo, pero al menos me siento libre. Me cargué con ello amistades, le sentó fatal a mi familia... Pero soy yo. Decidí no conformarme. El amor no es una apuesta, Melania. Yo me mantuve más tiempo con ella, si te soy sincero, porque tenía en mente una frase que me dijiste una vez, algo así como que nadie sabe si está con la persona adecuada, por eso es como una especia de apuesta, luchar por esa persona, el amor también es lucha. Pero no, Melania. Por supuesto que hay que trabajar para mantener la llama. Pero no es una apuesta, con o sin componente emocional. No. Es amar, es querer perder el tiempo sólo con esa persona, descubrir mutuamente nuevos mundos, que no deje de sorprenderte y que te ayude a no dejar de sorprenderte a ti mismo. No es algo racional, un proyecto que te venga bien o un plan adecuado. No. No eres capaz de elegir. Sólo vas, estás ahi. No puedes hacer otra cosa. Y aunque esto no exista, que en el fondo sé que es así, no me puedo conformar con un "plan adecuado de vida" al lado.
-Pero la racionalidad tiene que entrar. Sino uno se iría con el primero del que se enamorase. O sería capaz de barbaridades. Y no por eso es más amor. Piensa en los malos tratos. Eso es un amor intenso, que creo que es de lo que estás hablando, y sin embargo se dañan.
- Eso no es amor. Es enamoramiento, en todo caso. El miedo a perder el mundo que te has construido con esa persona. Dependencia. Pero amor no. Me niego a pensar que alguien pueda amar y matar a la misma persona.
- Pues es así, ¿nunca has hecho daño intencionalmente a quien amas?.
- Sí, pero es por inseguridad. Si fuese un hombre seguro de mi mismo no intentaría buscar respuestas, y cuando no las encuentro, me vengo. Pero eso no es amor. El amor intenso, único, exista o no, conllevaría que sólo eres feliz con la felicidad de esa persona. Para llamar su atención puedes hacer cosas que van en contra de eso, pero nunca hasta el punto de matarla, verla sufrir siquiera, por definición no se corresponde con la palabra amor, no, es sólo dependencia, inseguridad.
- Son manera distintas de amar, cada uno a su manera, no por eso lo es menos.
- Puede, pero por esas formas de amar no gastaría tiempo en ello. Por eso corté con ella. Puede que me vea solo toda mi vida, y será así, pero al menos no me quedo con la duda de buscar, de haberlo intentando todo por encontrar algo verdadero, algo que de sentido a todo esto, no un mero apoyo, plan, apuesta de vida. - Sólo he encontrado a una mujer que pudiese darme todo eso. Te conozco de años. Y sé que podrías. Pero ahora sales pitando para casa. Él, los Marios, Pacos de siempre, te ha llamado, y tú le dices que me estás acompañando al autobús, que ya mismo vas para casa. Y te vas. Y me dejas pensando que hay pocas cosas verdaderas y que tú eres una de ellas. Volví a recordarte tal y como eras, tal y como te pensaba, te amaba, y me dejas vacío por saber que te vas. Pensando que sólo te he conocido en estos años con novios. Hubo una temporada entre novio y novio en la que no te vi. La vida nos cruzó en los momentos más inadecuados y no me dio la oportunidad de saber quién eres tú sin un hombre al lado. Si, acaso, este que no es Mario ni Paco, los de siempre, podría haberse hecho un hueco en tus rincones o, si por el contrario, me hubieras espantado como me espantas ahora que tienes novio, tan buena y fiel que eres. Por mi parte esperaré siempre sin esperar, porque sé que no tengo nada que esperar, pero sin poder evitar, tampoco, tenerte siempre en el pedestal de mis sueños, ponerme a tus pies si me lo pidieras y rendirte pleitesía y adorarte como al único Dios en el que creo. No me digas que no existe ese amor que busco, no me digas que me modere y me centre con un "plan adecuado de vida". Por ti creo y por ti busco otra que no seas tú. Aunque no tenga tu cara linda, sin retoques, casi inadvertidamente hermosa. Ni tu cuerpo, esbelto debajo de una ropa indiferente a las modas y los gustos de los demás. Ni tu mirada que me ahonda, me socaba y me pregunta que cómo conocí a mi amante inventado. Esa mirada que me saca el corazón por la boca, que me hace chillar y callar al mismo tiempo todo lo que te amo. Esa boca que nombra la palabra seducción como algo ajeno y natural, sin saber que en el lado oscuro de una mujer buena y fiel hay una diosa esculpida para el sexo y con unas manos y una mente para derretir infelicidades. Adiós, Melania. Nos veamos ya o no, adiós. Si nos vemos será como si no nos viésemos, extraños intentando pasar las horas para disimular el desconocimiento que hemos acumulado en tantos años. Simplemente, como bien has dicho de otros amigos, cortesía. A ti sólo te quedará cortesía, y a mi...dolor.